Esta pequeña pieza audiovisual
es la que bautiza el blog... Se trata de una experiencia visual cuyo objeto es
más estético que narrativo. Con cierto aire minimalista, se muestran de forma
simple, fragmentada y en diferentes planos visuales la grandeza de algunas
pequeñas cosas, próximas todas ellas... Tan próximas como mi casa... se trata
de un ejercicio de observación, no se muestra nada que no este, solo se cambia
el punto de vista y la actitud, la mirada.
Hay una evolución en la que la
abstracción viene y va, y la monocromía deja paso a el estallido de color final
que resalta esa observación fragmentada, escalonada.
La pieza está filmada con una
Harinezumi Guru... Una pequeña camarita digital, casi de juguete, con espíritu
del pasado. En un momento en el que la tecnología audiovisual corre sin freno
hacia la definición y la tridimensionalidad, en un contexto en el que los
límites entre lo virtual y real están muy difuminados, surge este cacharrito
que parece no querer despegarse de lo analógico, de lo orgánico, de lo
imperfecto... ¿De lo real?
Nada de megapixels o
sofisticadas prestaciones, simplicidad, espontaneidad y estética... es como
jugar con un soldadito de madera en la era de los videojuegos... ¡Divertida! A
través de su mirada torpe descubres algo inspirador, encantador que te empuja a
filmar y compartir.
No es el único chisme que se
niega a romper con el pasado tecnológico, que reivindica la validez y
actualidad de herramientas, aparentemente obsoletas, que ponen una nota de
color en el ahora, que nos permiten tocar tierra y saber de donde venimos o
simplemente disfrutar y descubrir con nostalgia cosas valiosas que pasaron por
nuestras manos y no fuimos conscientes... Bienvenida esa segunda
oportunidad. 
Gracias a aquellos que ponen
su creatividad al servicio de lo simple, de lo humano.
Harinezumi Guru... D.E.P
